
En las últimas semanas parecía estar viviendo como en un bucle del que -aunque tenía fecha exacta de caducidad- llegué a pensar que no iba a poder escaparme. No al menos indemne. Hacía, hacía y hacía para acabar volviendo al punto de partida en las mismas condiciones que la primera vez en que empecé a rodar el círculo. Que no se ampliaba, aunque tampoco disminuía. Hace un par de horas al fin, aún sin haber cumplido realmente ningún objetivo, he visto dibujada la salida y la he alcanzado a trompicones. Me he ganado un día de descanso.
1 comentario:
sí, uno a veces tiene la sensación de estar pedaleando en el vacío hacia ninguna parte. Pero luego nos damos cuenta de que no fue así: todo es preparación.
Besos
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