jueves, 2 de octubre de 2008

Ella.

Cabeza de mujer. Michael Morris.

Casi cada noche, justo antes de caer en un profundo sueño (sí, vuelvo a dormir como solía cuando no tenía preocupaciones, compacta y profundamente, desde que me acuesto hasta que, unas pocas horas después, suena el despertador) me digo a mí misma que la última vez que he mirado la foto ha sido precisamente eso, la última vez. Aunque luego, por la mañana recién levantada, es casi lo primero que hago al encender el portátil para echar una ojeada rápida a la prensa del día. La sigo encontrando tan abstracta e irreal como el primer día. Me parece tan poco creíble, tan falta de sinceridad como me la había imaginado, por lo que cada vez me cuesta más comprender. O no, quizá desde que la vi por primera vez entendí por qué y cómo había llegado a ocurrir todo, ya que lo que más salta a la vista es la falsedad e hipocresía que sin gran esfuerzo se adivina desde cada ángulo de la imagen.

No es más que una foto robada. Como tantas otras que circulan por ahí, aunque ésta la guardo para mí sola.

5 comentarios:

mjromero dijo...

...lo cuentas como si fuera un cuento..., si quisieras tendrías un buen punto de partida para un relato.
un beso

CarmenS dijo...

Si te da buenas vibraciones, bien, si no te las da, no la mires más.

Anónimo dijo...

Me alegro de que hayas emprendido la aventura de la Sociología y estés estudiando. Me alegro de que duermas de forma compacta: la tranquilidad se irá sumando.
De la foto no sé si me alegro. Creo que no da buen rollo, ¿no?
Olvídala si es así. No merece la pena.

Anónimo dijo...

Pienso exactamente lo mismo que Alfaro. De hecho a veces vengo por aquí y me parece eso, que leo cuentos...

violetazul dijo...

Felicidades por la vuelta al cole, el tacto de las nuevas libretas, y de los pilots nuevos...mmmmmm
De la foto, no la mires tanto, que por cómo lo cuentas a mi no me da buen rollo..
Besos