viernes, 2 de enero de 2009

Rodar la rueda.


Empezar el año estando de vacaciones es algo de lo que no se puede disfrutar demasiado a menudo. Como máximo una vez al año y eso no es algo que, por su asiduidad, llegue a cansar, ni siquiera a aburrir. Si además de estar sola, con todo el tiempo del mundo por delante para hacer lo que te plazca, sin tener que fingir tener todas las horas ocupadas en cosas interesantísimas y por eso mismo, agotadoras, se va recuperando a las amigas que estuvieron todos estos días de fiesta lejos de tu alcance, de seguro que puede ser considerado una de las mejores maneras de empezar un año que, a priori, no promete demasiado.

Ya tengo la casa limpia, ayer le dediqué toda la tarde al baño y la cocina, que es lo que más me cuesta. Las tres nuevas novelas leídas, por lo que puedo volver sin remordimiento a los libros de texto. El calendario colgado, con todas las anotaciones de enero al día. La agenda, que este año es de viajes, a punto de ser okupada por millares de post-its de colores, a buen recaudo en su lugar de privilegio dentro del bolso. Lista para salir, que hoy tenemos nuestra particular comida de navidad. La rueda ya puede empezar a rodar ...

3 comentarios:

dudo dijo...

Buena entrada, con la casa (y la cabeza) limpia y en orden... Yo, que soy ultramaniática de la limpieza, me he pegado una soberana paliza, mocho en mano, después de la cena familiar de ayer...
Muchísimos besos y los mejores deseos para éste nuevo año.
Abrazazos mil.

CarmenS dijo...

La vida sigue al margen del calendario. Que los buenos propósitos iniciales se mantengan durante mucho tiempo. sin decaer nunca, amiga.

Anónimo dijo...

Y que ruede :)