
Las de ayer fueron unas interminables horas de lágrimas. Intenté concentrarme en sus risas pero ni con esas encontré la manera de ahuyentar el llanto. Fue un día de silencio sólo roto con canciones que ella misma había elegido. De añoranzas individuales preñadas de recuerdos colectivos. De desolación solitaria aunque de tristeza compartida. La desazón magnifica el duelo.
4 comentarios:
Sin las claves de todo, por si acaso, te abrazo. Para compartir las lágrimas, si quieres.
Todo el cariño.
sí, hay que llorar y llorar hasta que un d{ia, lo verás, te quedas sin lágrimas y se acaba el llanto. Por ahora yo también te mando un abrazo
Perdona que entre sin llamar y sin invitación ninguna pero la alegría de encontrarte esta mañana me ha dejado sin modales.
Entiendo perfectamente que cada uno elige sus presencias y sus ausencias pero no he podido evitar un pequeño saludo con la mano.
Lamento que estés triste y te deseo de corazón que te vaya muy muy bonito.
Besos
María
La pena hay que sufrirla para luego dejarla ir. Todo tiene su proceso. Ánimo y un beso
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