lunes, 13 de abril de 2009

Rutinizando.


Lunes festivo de nubes y claros. Segundo día de pascua que se celebra como el primero, saliendo a comer en grupo a algún lugar en el que ya antes alguien ha pensado.

Mientras observo el movimiento en la calle desde la atalaya de mi balcón repaso las plantas, que al contrario de lo que deberían estar haciendo en estas fechas, van perdiendo las flores por cuya distinción y colorido fueron compradas y trasplantadas -en días grises- a las jardineras colgantes. Y pienso que ya es hora de que vuelva a sumergirme por completo en la rutina, de ir adelantando tareas que desde hace tiempo siguen estando pendientes, que cambie la idea de precariedad y provisionalidad que los últimos días me ha mantenido en compás de espera, porque ya necesito de nuevo centrarme. Cuidar las plantas, sí, pero también prestar atención a meri, al trabajo en la oficina, que estas pasadas semanas tan cuesta arriba se me ha hecho todas las mañanas, al estudio, a los amigos, a mí misma... ya hace días que debería "estar" de nuevo en casa, con todo lo que esas sencillas palabras en el fondo significan. Me he movido mucho, he hecho y deshecho maletas en diferentes ciudades a las que he viajado por distintos motivos, he modificado mi régimen de comidas, de horas de sueño, de tiempo de ocio. Pero ahora ya creo que tengo por delante una larga temporada de calma, de quietud, de vuelta a lo acostumbrado, eso que tanto molesta cuando lo sientes como obligado y que tanto se añora cuando crees que, de alguna manera, lo estás perdiendo. Mañana empiezo.

No hay comentarios: