jueves, 24 de abril de 2008

Siete.


Al día de ayer le faltaron varias cosas. No disfruté de las suficientes horas de sueño ni encontré tiempo para leer, no escuché las palabras de aliento que esperaba ni recibí ningún mensaje tranquilizador. Al día de ayer le faltó especialmente un beso por la mañana.

Incomprensiblemente, al día de ayer sólo le sobró una cosa: sonó el teléfono y, a pesar de darme cuenta de que la llamada venía de un número poco recomendable, respondí para oír lo que tuviera que decirme. Colgó en cuanto oyó mi voz, y eso me dejó descolocada. Ahora que al fin he roto con todo, al día de ayer le sobró esa llamada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Arrrghhh. Te había escrito un comentario, pero ha desaparecido...
Te decía que las cosas que sobran, se olvidan, como las que ni existen ni se nombran...
Y las que faltan... Bueno, pues lo mejor es hacer una lista y pasarse un tiempo pensando en cómo conseguirlas... ¿Sabías que desear con suficiente fuerza algo ayuda a conseguirlo?
Yo te envío un montón de besos para compensar, aunque no sea lo mismo.

violetazul dijo...

Yo siento que hoy a mí me faltan pocas cosas, y me sobran muchas más, es difícil encontrar el equilibrio entre lo que falta y lo que sobra, y más complicado, hacer que lo que falta pese igual que lo que sobra, cuando normalmente lo que falta siempre nos pesa más.
Besos