Anochece el viernes, mientras paseo con la vista desde el mirador del cuarto piso. Estaba arreglando los tiestos con flores - bastante damnificadas por las tormentas de los últimos días - cuando, como una premonición de lo que ya estaba casi decidida a hacer, observé a mi vecina de enfrente trabajando con el portátil al lado de la ventana. No nos conocemos, aunque solemos vernos cuando coincidimos en esa pequeña porción de nuestras casas que, de alguna manera, dejamos a la vista de miradas la mayor parte de las veces indiscretas.
Aquí dejo yo también esta ventana abierta, con la luz encendida, a merced de tu mirada.
Aquí dejo yo también esta ventana abierta, con la luz encendida, a merced de tu mirada.
3 comentarios:
Hmmm.
Curioso. Diría que queda inaugurado este pantano... Con intriga, eso sí.
Enhorabuena por comenzar esta aventura
Gracias, preciosa. Tenía la esperanza de que te asomaras a esta nueva ventana.
¿Intriga? Ninguna, sabes quién soy, la que tiene memoria.
Sigue :-)
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