martes, 26 de agosto de 2008

Cien.


Algunos amaneceres son tan tenues y tan incoloros debidos a la calima, que resulta difícil distinguir dónde está la línea que separa el final del cielo y el comienzo del mar. O el final del mar y el principio del cielo. Tomándome el primer café en el balcón, desde donde se divisa a lo lejos -porque a esas horas no está el ferry aparcado- ese trocito de azul que anima a empezar el día, observo con el placer de no andar con prisas cómo se va despertando la ciudad.

Anoche meri me envió un sms un tanto inquietante. Me llamó un rato después y no me quiso explicar lo que pasaba. La busco en el messenger y no la encuentro nunca conectada. Esta tarde vendrá porque quiere verme y le apetece contarme algunas cosas. Aunque mañana se irá de nuevo. Está resultando extraña y solitaria esta última semana de vacaciones.

4 comentarios:

CarmenS dijo...

Redondo tu título. Cien veces te he leído, memoria, porque llegué en Dos o quizás en Tres. Y sigo adelante.
Espero que la conversación con meri no te impida disfrutar de tus próximos días de vacación. Y que mañana sigas contemplando el mar con el mismo arrobo

Besos

mjromero dijo...

Me encanta la foto, la calma y casi que hasta me llega el aroma del café...
un beso

Anónimo dijo...

Cien...
Hemos llegado al cien...
Como siga así de vaga, me alcanzas...
Felicidades por los cien posts, y a partir de ahora, a currarte los títulos.
Espero que lo de meri sea menos inquietante de lo que te habrás imaginado. (Lo mismo quiere contarte que le gusta un chico o algo, yo no lo descartaría...)

horabaixa dijo...

Hola Memoria,

Espero que la calima que divisas desde tu balcón se disperse de la misma manera que la sensación de la que hablas de las vacaciones.

Y es que a veces, las vacaciones tienen éstas sensaciones.

FeliCIENdades !!!!!!