Desde que él dejó de invadir el otro lado de mi cama he redescubierto el placer de acostarme desnuda. También el de trabajar en la cocina con enormes y bien afilados cuchillos, aunque no estoy muy segura de que tenga algo que ver una cosa con la otra. Pero como las he pensado al mismo tiempo, juntas las escribo.
Esto quizá no debería contarlo pero ¡qué demonios! Ayer hice una tontería. Aprovechando que, aunque meri ha vuelto a casa para quedarse, ella y exposo se habían ido a Valencia a visitar a unos amigos (amigos comunes, de los que parecían serlo de ambos para toda la vida pero que en este asunto han tomado claro partido) me di un paseo para intentar ubicar y ver por fuera la casa que, según me contó (eso era lo que la inquietaba hace unos días) se acaban de comprar en la ciudad a medias exposo y novia. Creo que no la encontré, tanto porque no conozco la dirección exacta y las que vi no me cuadraban con la descripción que me hizo, como porque me cansé de buscar bajo el sol, siendo consciente de que estaba actuando como una gilipollas. Aunque ya me he hecho una idea del exclusivo vecindario. Pero es que realmente no salgo de mi asombro. Porque sólo encuentro dos explicaciones y ninguna de las dos me convence. O ya estaba con esa enfermera desde mucho antes de que, hartas de que nos hiciera la vida imposible, nos fuéramos de casa (cosa que me jode cantidad) o en poco menos de medio año ha encontrado alguien que lo ha enganchado de tal manera que está soltando la pasta al tiempo que las babas mientras, en su insufrible (y ahora desaparecido) blog, se ahogaba en llanto y se desahogaba con insultos, medias verdades, mentiras a manta y veladas y sutiles amenazas (cosa que me jode más todavía, porque en algunos momentos llegué a sentir lástima por el pobrecito de él).
¿Rencor? Sí, mucho, un poco más con cada noticia que me llega de la pareja. ¿Comparaciones? También, todas las del mundo, porque encuentro radicalmente injusto lo que está sucediendo. Porque hace tan sólo unos meses su abogado regateaba cien euros de la pensión alimenticia. Y yo, necesitándolos como el agua, me dejaba convencer. Así que ahora su hija le cuesta menos que mantener a un perro y su novia más de lo que le he costado yo en los treinta años que hemos vivido juntos.
Esto quizá no debería contarlo pero ¡qué demonios! Ayer hice una tontería. Aprovechando que, aunque meri ha vuelto a casa para quedarse, ella y exposo se habían ido a Valencia a visitar a unos amigos (amigos comunes, de los que parecían serlo de ambos para toda la vida pero que en este asunto han tomado claro partido) me di un paseo para intentar ubicar y ver por fuera la casa que, según me contó (eso era lo que la inquietaba hace unos días) se acaban de comprar en la ciudad a medias exposo y novia. Creo que no la encontré, tanto porque no conozco la dirección exacta y las que vi no me cuadraban con la descripción que me hizo, como porque me cansé de buscar bajo el sol, siendo consciente de que estaba actuando como una gilipollas. Aunque ya me he hecho una idea del exclusivo vecindario. Pero es que realmente no salgo de mi asombro. Porque sólo encuentro dos explicaciones y ninguna de las dos me convence. O ya estaba con esa enfermera desde mucho antes de que, hartas de que nos hiciera la vida imposible, nos fuéramos de casa (cosa que me jode cantidad) o en poco menos de medio año ha encontrado alguien que lo ha enganchado de tal manera que está soltando la pasta al tiempo que las babas mientras, en su insufrible (y ahora desaparecido) blog, se ahogaba en llanto y se desahogaba con insultos, medias verdades, mentiras a manta y veladas y sutiles amenazas (cosa que me jode más todavía, porque en algunos momentos llegué a sentir lástima por el pobrecito de él).
¿Rencor? Sí, mucho, un poco más con cada noticia que me llega de la pareja. ¿Comparaciones? También, todas las del mundo, porque encuentro radicalmente injusto lo que está sucediendo. Porque hace tan sólo unos meses su abogado regateaba cien euros de la pensión alimenticia. Y yo, necesitándolos como el agua, me dejaba convencer. Así que ahora su hija le cuesta menos que mantener a un perro y su novia más de lo que le he costado yo en los treinta años que hemos vivido juntos.
8 comentarios:
PD. Lo siento. Siento el tono, que podría parecer que nada tiene que ver conmigo, pero es que en este asunto ya me he cansado de fingir.
Esto es sólo una prueba más de que el valor no tiene nada que ver con el precio.
Ya sé que no es lo que necesitas oír ahora, pero, a pesar de toda la razón que tienes, él no se merece ni uno sólo de tus pensamientos, ni una sola de tus iras, ni un gramo de la energía que te consume su recuerdo y la indignación que la injusticia te procura.
Tú tienes toda la razón del mundo para estar enfadada, pero este enfado es muchísimo más de lo que se merece. Así que ni puto caso.
Tienes una bonita vida por delante. De lo bonita que sea la suya ya tengo yo más dudas.
Venga, va. Nadie que sea tan indigno como para habértela jugado si antes ya estaba con ella, o tan imbécil como para haber perdido el culo ahora, se merece ni un átomo de tu tiempo, ni de tu pensamiento.
En serio.
Te libraste de un ser que miente y engaña, de un ser que gruñe y amarga. Eso es positivo para ti, implica libertad, bienestar, silencio. Eso has ganado. Compadece a la nueva, porque antes o después le tocarán mentiras y gritos. Tú ya te has librado.
Ahora, que quieras ver la casa donde tu meri pasa días, eso es muy lícito. Y si la quieres ver por mera curiosidad, también. Y si quieres escupir en su puerta, no te prives.
Pero luego sigue siendo libre.
Un abrazo
Lo primero desahógate hasta quedar exhausta..., compárate a gritos y debes saber la verdad cuanto antes porque no vas a parar hasta que la sepas..., y creo que necesitas saberla...,si tenía a la otra o no antes o después..., y luego gritar (por bárbaro que parezca), insultarlo a gusto para poder finalmente pasar página y cuanto antes la pases mejor, porque tienes que empezar a ser tú sin él, pensar sin él...
y desahógate todo lo que quieras, los que te leemos te entendemos y no creo que se ofenda nadie...
No te desesperes mucho...
un beso
A parte de secundar cada una de las palabras de BrujaRoja, tengo que decirte, que me alegro de que ya no finjas más, lo que se queda tapado termina por tumorecerse, y dañarlo todo, así que aunque la circunstancia no lo merezca, tu sácalo fuera!!!
Besos guapa!!!
De nada sirve mirar atrás y mucho menos regodearte en pensar o espiar como será su vida ahora. Mi madre, después de tres años, lo sigue haciendo. Supongo que es una herida que, aunque lo superes, seguirá de por vida abierta.
Seis meses es muy poco para estar ya curada. Date tiempo, lo necesitarás. Deja de vivir mirando hacia él y mírate únicamente a ti misma. Construye tu presente y tu futuro. Y permítete ser feliz.
Sé que es duro, porque he vivido una historia parecida de cerca, pero lo primero que necesitas es voluntad.
Un beso
Amiga, las heridas escuecen,pican cuando se están curando.Pero al final casi ni nos dejan cicatríz.
Deja el rencor para los que no valoran su propia vida.Como dice una historia genial que circula por la red:"esto también pasará".Aqui lo puedes leer,por ej.
Esto también pasará
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