sábado, 14 de junio de 2008

Cincuenta y cinco.


Otro catorce de junio.

Este me encuentra más serena, más entera, más yo; la maleta olvidada en la parte más alta del armario y casi cada cosa en el sitio que le corresponde.

Ha pasado un año. Aunque nadie me había avisado, sabía lo de los efectos secundarios. Lo que no pensé es que podrían llegar a ser tan destructivos.

Me duele el olvido. Aunque también me duele la memoria. Te he querido tanto.

6 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Todo duelo dura, dicen, un año como mínimo.

Podés empezar a disfrutar. Archivar recuerdos no significa olvidar.

Un abrazo.

neoGurb dijo...

No es un juego de palabras: hay poca gente capaz de mantener presente lo que tuvo de bueno el amor pasado.

Si lo consigues, el dolor de la pérdida se dulcifica con el placer del recuerdo.

Sólo de ti depende. ¿Serás capaz?

Isabel dijo...

Poco a poco una es capaz de recordar lo que sabe que no le hace daño.LLeva su tiempo, pero las cicatrices curadas ya no duelen,sólo pican a veces,cuando nuestros tiempos andan revueltos...
Un año más para sentir con prudente distancia,amiga.Un abrazo.

violetazul dijo...

Así es.. y cada 14 de junio dolerá cada vez menos, es contradictorio pero real, han de pasar mucho 14 de junio para que no duela..
Besos

servidora dijo...

:-*

CarmenS dijo...

Cumplir un año es haber pasado todas las estaciones, todas las fechas señaladas y no tener que repetir "es el primer verano" "es el primer cumpleaños".
Y los efectos secundarios se van paliando con el día a día.
Un fuerte abrazo