Números. Últimamente vivo obsesionada por los números. Los de mi nómina, que a duras penas me permiten llegar en buenas condiciones a fin de mes. Los de la cuenta del supermercado, que desde hace unas semanas no me cuadran con los de tickets anteriores. Los de los relojes de la casa, que marcan horas distintas a pesar de intentar mantenerlos coordinados. Los de los días de vacaciones, que hay que combinar de manera que parezcan más de los que son en realidad. Los de las notas de meri, que van bajando según se acerca el verano. Los del termómetro, que por muy en junio que estemos parece que son los únicos que no remontan. Los de mi talla de ropa, que no acaban de mantenerse en el nivel que quisiera...
Por si fuera poco, hoy me encuentro con un cincuenta. Es la primera vez que me pregunto por qué estoy numerando las entradas. Y, además de que empecé por el uno pensando que no llegaría ni al cinco, parece que no haya otra respuesta.
Por si fuera poco, hoy me encuentro con un cincuenta. Es la primera vez que me pregunto por qué estoy numerando las entradas. Y, además de que empecé por el uno pensando que no llegaría ni al cinco, parece que no haya otra respuesta.
5 comentarios:
Vaya, vaya... pues por cincuenta sólo me sale ¡¡ELE!!
(Los números romanos, ya sabes, es que me pueden :-P)
Felicidades por tus cincuenta. Devuelvo tu amable visita a La Acequia, en la que espero verte en próximas ocasiones. Saludos.
Medio centenar de días en contacto con este mundo de letras y espacios en blanco. Parece que fue ayer.
Querida memoria:
Cincuenta es un buen número. Igual podrías empezar a combatir esa obsesión que dices con lo numérico, empezando a sustituirlos por palabras... ¿O esperamos a los cien?
De todas formas, de obsesiones, estos días, yo voy bien servida, casi te la cambiaba...
Muchos besos
No seríamos nada sin los números y las palabras.
En resumen, cantidad y calidad,amiga.
Me encanta pasar por aquí y leerte.Un abrazo.:-)
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